lunes, 9 de abril de 2012

Mi generación es experta en vivir del cuento...

Vivir del cuento es un estilo de vida, un arte en pleno apojeo, poesia en estado puro... A menudo, se convierte más en una imposición que una decisión en si misma ¡pero lo llevamos con estilo!

Mi generación es experta en vivir del cuento. Seguro que al leer esta frase muchos/as se llevaran las manos a la cabeza y empezarán a teclear sus afilados comentarios... pero dejar que me explique... 

En un mundo dónde por más títulos que tengas (a no ser que sean nobiliarios) no hay lugar para ti ni siquiera en el Mc Donald's, cuando descubres que la mayor mentira jamás contada no es la de los Reyes Magos sino la de que si estudias podras tener un buen futuro y entonces te dees cuenta de que con  menos de mil euros no se vive fuera de casa (aunque compartas piso con quince y recicles todo lo que comes del Lidl)... Cuando no encuentras trabajo, no puedes vivir dedicandote a lo que has estudiado y tu mísero sueldo no te da ni para alquilar un trastero... lo único que te queda es... ¡vivir del cuento! Continuar creyendo que si sigues estudiando estaras tan preparada que seguro, seguro que encuentras trabajo; continuar pensando que el precio de la vivienda bajara y que España finalmente se adaptara a la cultura del alquiler y  seguir soñando que algún dia te llamarán del SEPE (si, pasa lo mismo con el Carrefour y el Pryca, ahora ya no se llama INEM, aunque todo el mundo lo siga llamando INEM...) o de Infojobs y te propondran algo mejor que ser teleoperadora o captadora de socios... 
De niñas, nuestras madres, abuelas, padres, tíos, hermanos o primos nos contaban con más voluntad que ganas bonitas histórias antes de irnos a dormir; y cuando cerrabamos los ojos muchas soñabamos con ser princesas, astronautas o piratas. Y ahora, seguimos cerrando los ojos y soñando, creyendonos otros cuentos contados por otras voces mucho más siniestras que las de nuestra infància... Ahora soñamos con ser diseñadoras gráficas, escritoras, enfermeras, médicos, maestras, secretarias, peluqueras, electricistas o dependientas del Zara. Pero, parece ser una vez más... ¡que todo continua siendo puro cuento!



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