Mi generación es experta en vivir del cuento...
Vivir del cuento es un estilo de vida, un arte en pleno apojeo, poesia en estado puro... A menudo, se convierte más en una imposición que una decisión en si misma ¡pero lo llevamos con estilo!
Vivir del cuento es un estilo de vida, un arte en pleno apojeo, poesia en estado puro... A menudo, se convierte más en una imposición que una decisión en si misma ¡pero lo llevamos con estilo!
Mi
generación es experta en vivir del cuento. Seguro que al leer esta
frase muchos/as se llevaran las manos a la cabeza y empezarán a teclear
sus afilados comentarios... pero dejar que me explique...
En
un mundo dónde por más títulos que tengas (a no ser que sean
nobiliarios) no hay lugar para ti ni siquiera en el Mc Donald's, cuando
descubres que la mayor mentira jamás contada no es la de los Reyes
Magos sino la de que si estudias podras tener un buen futuro y entonces
te dees cuenta de que con menos de mil euros no se vive fuera de casa
(aunque compartas piso con quince y recicles todo lo que comes del
Lidl)... Cuando no encuentras trabajo, no puedes vivir dedicandote a lo
que has estudiado y tu mísero sueldo no te da ni para alquilar un
trastero... lo único que te queda es... ¡vivir del cuento! Continuar
creyendo que si sigues estudiando estaras tan preparada que seguro,
seguro que encuentras trabajo; continuar pensando que el precio de la
vivienda bajara y que España finalmente se adaptara a la cultura del
alquiler y seguir soñando que algún dia te llamarán del SEPE (si, pasa
lo mismo con el Carrefour y el Pryca, ahora ya no se llama INEM, aunque
todo el mundo lo siga llamando INEM...) o de Infojobs y te propondran
algo mejor que ser teleoperadora o captadora de socios...
De
niñas, nuestras madres, abuelas, padres, tíos, hermanos o primos nos
contaban con más voluntad que ganas bonitas histórias antes de irnos a
dormir; y cuando cerrabamos los ojos muchas soñabamos con ser
princesas, astronautas o piratas. Y ahora, seguimos cerrando los ojos y
soñando, creyendonos otros cuentos contados por otras voces mucho más
siniestras que las de nuestra infància... Ahora soñamos con ser
diseñadoras gráficas, escritoras, enfermeras, médicos, maestras,
secretarias, peluqueras, electricistas o dependientas del Zara. Pero,
parece ser una vez más... ¡que todo continua siendo puro cuento!